La llegada a Izco aunque pesada por la subida y el aire fuerte que nos da de cara, se ve recompensada por el albergue y su hospitalera muy agradable. Es amplio con una cocina estupenda y en la cual hay una despensa que podemos coger lo que queremos y cocinarlo cosa que nos parece fantástica. Despues de ducharnos mientras Jose hace la colada yo me dedico a la comida.
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